No sería la primera vez que habremos escuchado que Albacete no tiene patrimonio, o que no tiene “Historia” tal y como afirmó en su momento Amador de los Ríos. Sin duda, ambas observaciones tienen algo de verdad, pero mucho de mentira, pues todavía conservamos restos de un enclave urbano con gran interés histórico-artístico. Hemos heredado un entorno donde el ladrillo y el hormigón esconden la belleza de las huellas de nuestro pasado, en muchas ocasiones perdidas definitivamente, pero en otras presentes de manera discreta a la espera de que seamos nosotros quienes las redescubramos. La comodidad de nuestra ciudad llana nos invita a pasear por sus calles y adentrarnos en sus edificios, para conocer lo desconocido. Sin embargo, esta actitud precisa de un hilo del que tirar, un leitmotiv que en esta ocasión relacionaremos con el desarrollo de una Historia del Arte en clave local. Intentamos dar un repaso a los principales movimientos artísticos, a través de la propia ciudad, dejando que sea Albacete misma, quien narre el relato, mediante los múltiples testimonios arquitectónicos, escultóricos y pictóricos que esta ofrece a cada paso.