Todos sabemos que comer determinados alimentos ricos en azúcares y grasas puede producir obesidad y enfermedades cardiovasculares, pero, ¿puede afectar lo que comemos a nuestra capacidad para aprender?
La investigación actual demuestra que las dietas ricas en grasas saturadas deteriora los procesos de aprendizaje y memoria y que esto es especialmente nocivo cuando las dietas se consumen durante la adolescencia.
Nuestros datos indican que existe una relación directa entre lo que ponemos en el plato y el funcionamiento de las neuronas.
Este conocimiento nos ayudará a buscar el menú más saludable para nuestro cerebro.
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I.E.S. ANTONIO GAUDÍ
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