2012/1/18 - 2012/1/19
Una forma amena de acercarse al conocimiento histórico
Los siglos XVIII y XIX han constituido dos importantes etapas en el cambio de rumbo de la trayectoria histórica del pueblo español. La muerte sin descendencia del rey Carlos II el hechizado, en 1700, tuvo como consecuencia el cambio dinástico de la casa de Austria a la borbónica tras la guerra de Sucesión. Felipe V ha sido el monarca español que más tiempo (hasta el momento) ha resistido en la permanencia en el trono, contando con la suma de los dos periodos en que fue rey, tras volver a retomar el cetro después de la muerte de su hijo Luis en quien previamente había abdicado. Y precisamente Luis I es quien ostenta el reinado más breve por su escasa duración.
Tres hijos fueron los sucesores de Felipe V a cargo de la Corona: Luis I, Fernando VI y Carlos III, rellenando con su presencia la mayor parte del siglo XVIII, y dejando la impronta borbónica bien consolidada en la vida política y social de la nación.
El siglo XIX fue una centuria demasiado convulsa para el bienestar español. La guerra de Independencia con la usurpación del trono por Napoleón y su entrega a José I Bonaparte, seguida en poco tiempo por las confrontaciones carlistas; la minoría de edad de Isabel II que obligó a las regencias de Mª Cristina y más tarde de Espartero; las pérdidas de las colonias de ultramar; el advenimiento de Amadeo de Saboya; y finalmente el establecimiento de la I República, sometieron al país a tal traqueteo que no resulta extraño que el Estado quedara desvencijado perdiendo el peso específico internacional que había sostenido desde la etapa imperial.
Como es fácil de suponer, todos estos avatares han generado un innumerable rosario de anécdotas que excitan la curiosidad y promueven el interés por su conocimiento.
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