En esta exposición se refleja una trayectoria reciente, donde mi pincel y el color de mi paleta toman protagonismo para manifestar la percepción del espacio en el que he vivido.
Así pues, cada cuadro narra su historia. El color y el pincel, independientes a la voluntad ajena, ya no buscan "quedar bien" en la pared donde irán colgados, sino que buscan un un manifiesto propio.
Hoy hablan por sí mismos, susurrando impresiones que expresan encontrados sentimientos de "otras miradas" del hombre inconcluso.
Marisa Cueva