El boom latinoamericano literario que surgió entre la década del ’60 y del ’70 estuvo dominado por la presencia de escritores como García Márquez o Cortázar, entre otros. Ocurrió que las mujeres que también participaron en aquel movimiento –como Elena Poniatowska o Elena Garro- quedaron eclipsadas por sus colegas masculinos. Así, con mucho esfuerzo y perseverancia surgió una generación de escritoras que, décadas después, se abrieron paso por méritos propios. La nueva narrativa latinoamericana escrita por mujeres ha ido aportando y visibilizando a una pléyade de escritoras mexicanas, colombianas, chilenas, nicaragüenses… que se presentan bajo el estilo propio de cada autora.
Las protagonistas de sus textos –en su mayoría de ficción- son mujeres circunscritas a un determinado contexto sociocultural que las determina, del que quieren escapar para encauzar sus vidas. Son transgresoras y se rebelan con el universo masculino en el que les ha tocado vivir porque sienten la necesidad imperiosa de construir su propia identidad en la lucha y el bien común. Por ello, el discurso narrativo de estas novelas se centra en poner en duda el mundo para intentar desarticularlo, es así que algunos personajes cuestionan sus orígenes de clase, también de generación –por ello rechazan el determinismo que las condena a estar recluidas en el ambiente hogareño-, otras protagonistas buscan la utopía, algunas se comprometen con las injusticias… pero todas, de una manera u otra, se sienten partícipes de un proceso de trabajo social que va más allá de la lucha de género.
MÉTODO DE TRABAJO Y DE LECTURALa materia literaria de este curso se trabajará en 12 sesiones y alternando dos metodologías:
1. Una: semanalmente en el aula nos acercaremos –a través de la lectura de breves textos y la escucha de entrevistas- a algunas de las escritoras de cuentos, ensayos y poesía, en los diversos momentos constitutivos de la literatura escrita por mujeres:
a. La escritura fundacional ya con Sor Juana Inés de la Cruz en el XVII.
b. El siglo XIX en el que la mujer rompe el silencio en un clima de intolerancia y hegemonía del discurso masculino.
c. La vanguardia artística y literaria de 1920: ellas expresan un mundo interior pleno de intensidad lírica.
d. La niña como protagonista en la narrativa latinoamericana de mediados del siglo XX.
e. Liberación a través de la palabra en las escritoras de los años cincuenta y sesenta.
f. El reto al futuro a finales del siglo XX: el boom de la literatura.
En el criterio de selección se intentará que haya representación de la mayor parte de países del continente.
2. Dos: al mismo tiempo iremos leyendo –de manera individual- y comentando –de manera grupal- estas 4 novelas:
1. Los recuerdos del porvenir (1963) de la mexicana Elena Garro:
“Mi gente es morena de piel. Viste de manta blanca y calza huaraches. Se mueve despacio, habla poco y contempla el cielo. En las tardes, al caer el sol, canta. - ¿Y el señor? - Se lo llevaron. - ¡ Se lo llevaron! Las dos mujeres se miraron. Había alguien que se llevaba la gente, que la sacaba de su casa para esconderla en un lugar oscuro. ‘Se lo llevaron’ era peor que morir” (p. 37).2. Cenizas de Izalco (1966) de la salvadoreña Claribel Alegría :
“Para el tiempo de corte los chamaquitos se van a las fincas con sus padres; les pagan por tarea, no les dan su ración de comida porque dicen los patrones que no rinden lo suficiente (…) este país no podrá prosperar hasta que sus niños no se alimenten mejor, hasta que en vez de cantinas se construyan escuelas” (p. 31).3. La mujer habitada (1988) de la nicaragüense Gioconda Belli:
“Nadie poseerá este cuerpo de lagos y volcanes, esta mezcla de razas, esta historia de lanzas, este pueblo amante del maíz, de las fiestas a la luz de la luna, pueblo de cantos y tejidos de todos los colores. Ni ella ni yo hemos muerto sin designio ni herencia. Volvimos a la tierra desde donde de nuevo viviremos. Poblaremos de frutos carnosos el aire de tiempos nuevos” (p. 54).4. Los abismos (2021) de la colombiana Pilar Quintana:
“Mi mamá siempre estaba en la casa. Ella no quería ser como mi abuela. Me lo dijo toda la vida. Una vez, en el club, ella oyó cuando una señora le preguntó a mi abuela por qué no había tenido más hijos: ‘Ay, mija, si hubiera podido evitarlo, tampoco habría tenido a esta’. Mi mamá sintió, me dijo, que le abrían el pecho para meterle una mano y arrancarle el corazón” (p. 2).REQUISITOS PREVIOS: ninguno, tan sólo tener ganas de disfrutar leyendo.