La madre de Bodas de Sangre, Yerma, y Bernarda son algunas de las mujeres que Lorca crea y recrea, mujeres heridas. Mujeres desgarradas por el puñal de la vida, del amor y de la muerte. Gritos ahogados. Silenciados. Porque “hay cosas encerradas detrás de los muros que no pueden cambiar porque nadie las oye...pero que, si salieran de pronto y gritaran, llenarían el mundo”. Y ese grito soterrado, ese afán irrefrenable de libertad, de vida, de amor sin límites, es el que mueve a las mujeres lorquianas, hasta hacerlas golpearse con el muro de la realidad mediocre y mezquina y opresiva que las envuelve, o contra sus propias limitaciones heredadas generación tras generación.
Partiendo de un proceso de investigación sobre la obra de Federico García Lorca, nos acercamos a algunos de sus personajes femeninos más relevantes. Lo haremos desde una perspectiva propia, no se trata solo de literatura, no se trata solo de poesía, no se trata solo de teatro, no se trata solo de música. Se trata de emprender un viaje real he imaginado como Ulises. La historia legendaria de Ulises es un viaje externo por los mares y un viaje interior hacia uno mismo.
Ulises estaba deseando regresar a su hogar y reencontrarse con su esposa Penélope y su hijo Telémaco, pero los dioses habían preparado a Ulises un largo y accidentado viaje. Las aventuras de Ulises y sus hombres durante este viaje de regreso que dura diez años forman la Odisea.
Haremos un viaje interno y externo para regresar a nuestra Ítaca particular, de la mano de Lorca experimentaremos nuestra propia ODISEA.
Se necesita cierta dosis de compromiso con el proyecto, amor al riesgo y a la aventura, porque la travesía no está exenta de dificultades y exigencias, no es un viaje cómodo, pero les puedo asegurar que la travesía merecerá la pena.
Que los sueños no nos abandonen, ni nosotros perdamos la capacidad de soñar con un caballo azul y una madrugada.