EXPOSICIÓN DE PINTURA
Cualquier persona de Aragón que tenga un cierto interés por el arte, conocerá a Ignacio Mayayo. De sobra son conocidos sus atemporales dibujos de tejados de la ciudad de Zaragoza. Obras en las que, a pesar de utilizar un minucioso detalle, el artista no pierde ni un ápice de la sensación atmosférica que envuelve la ciudad.
Son varias ya las exposiciones en las que Mayayo se reivindica no sólo como un excelente dibujante, si no como un verdadero pintor y artista plástico. En los últimos 10 años ha realizado importantes muestras en Zaragoza, en las que ha manejado con maestría distintas técnicas artísticas. Por ejemplo, en el 2013 realizó una importante exposición en el Palacio de los Morlanes a base de collages de gran tamaño, planteada desde un estilo surrealista y lleno de humor. Más recientes son sus dos últimas muestras. En 2020, justo antes de la pandemia, realizó la exposición El ojo atónito en Caja Rural de Aragón, donde mostró escenas entre bambalinas del mundo del teatro, retratos y distintos paisajes de Aragón. Y en el 2022, realizó en el Paraninfo una gran retrospectiva pictórica que incluía óleos entre 1986 y 2022.
Así pues, es obvio que nos encontramos ante una de las grandes personalidades del panorama artístico de Aragón, y como no, es un lujo poder contar con él en las salas de Caspe y Calatayud.
Para estas muestras, Mayayo continúa con su oficio de pintor, encontrando en el realismo su mayor fuente de inspiración. Un realismo que no se basa en lo meramente tangible, sino que, a partir de una técnica impecable, trasciende al ámbito sensorial. Por ejemplo, en sus composiciones de bañistas, percibimos el frescor y transparencia del agua que contrasta con la calidez de la luz de la montaña. Ocres, naranjas, azules o violetas. Colores fríos y cálidos contrapuestos. Ignacio utiliza la magia de la pintura para hacernos revivir lugares y sensaciones ya pasadas, tan sólo jugando con el color.
Como en la serie antes mencionada, en el resto de las obras aparecerán la figura y el paisaje, aunque esta vez por separado. Las figuras son cuerpos de mujer en distintas actitudes y originales composiciones. En este caso el punto de vista es externo, como si estuviéramos robando su intimidad. En los paisajes percibiremos un gusto por el fluir de los ríos, aguas mansas o revueltas, con sus riberas.
Y de nuevo el color. Azules, verdes, gamas sin fin…
Eduardo Lozano Chavarría
Director de las Salas de Exposiciones de la UNED de Calatayud
UNED Caspe