Conferencia intermedia actividades académicas UEZ 2018-19
En la segunda mitad del siglo XIX, las potencias europeas pugnaban por imponer su poder en todo el mundo. Presentes en América y en Asia desde finales del siglo XV, su penetración en África estaba aún limitada a determinadas regiones costeras, si exceptuamos la ocupación francesa de Argelia y la expansión holandesa y luego británica en el extremo más meridional del continente. Se trataba de enclaves para asegurar las rutas marítimas y comerciar, principalmente a través de las vías fluviales, con el interior del continente. Esta situación cambió a partir de los años ochenta, cuando diversas circunstancias aumentaron el interés de los europeos por África. Las potencias europeas iniciaron entonces una carrera por ocupar el continente.
Fue un reparto conflictivo que se resolvió en las cancillerías europeas. La Conferencia de Berlín fue el principal encuentro entre las potencias. En ella resolvieron los litigios planteados hasta entonces y establecieron las normas básicas a aplicar en el reparto de África, si bien la ocupación efectiva del territorio se realizó en las décadas siguientes atendiendo también a otros criterios como la estrategia y la presión del más poderoso. El continente se convirtió para los gobiernos europeos en una pieza más del tablero en el que decidían el futuro del mundo. En un período relativamente breve se decidió quien se apropiaba de los territorios africanos. Salvo Etiopía y Liberia, toda África fue ocupada y, en 1914, el reparto colonial de África se podía dar por concluido. Solo el resultado de la Primera Guerra Mundial lo variará cuando los vencedores se dividan las colonias del derrotado Imperio Alemán.
Las fronteras forjadas por las potencias coloniales fueron arbitrarias y no tuvieron en cuenta la realidad africana. Sin embargo, llegada la independencia y para evitar males mayores, se aplicó el principio de intangibilidad de las fronteras. Esta decisión supuso mantener, en la mayoría de los casos, las fronteras coloniales, que fueron heredadas por los jóvenes estados africanos. Al heredar sus límites, también heredaron sus litigios, dando origen a un sinfín de conflictos.
Aula de la UNED de Sabiñánigo