El conflicto es inherente a la vida, en todas las etapas y en todas las actividades y ámbitos. Forma parte de la interacción de las personas en nuestros trabajos, en las escuelas y en las familias. Es un hecho inevitable en todas las sociedades. Y sin embargo, a pesar de su presencia en nuestra vida cotidiana, la mayoría de las personas sentimos que nos faltan herramientas y recursos para afrontarlo.
Un enfoque inadecuado del conflicto inflige daño haciendo imposible la convivencia entre grupos y sujetos. Sin embargo, el conflicto no tiene por qué ser negativo. La gestión adecuada del mismo genera cambios constructivos, evita el estancamiento y conduce al crecimiento, convirtiéndose en productivo para todas las partes.
Centro UNED de Ourense